En el panorama inmobiliario, los propietarios ofrecen sus inmuebles en dólares y los bancos dan créditos en pesos con cuotas indexadas por UVA. Por esta razón el mercado se sigue enfriando, frenando el ímpetu que se había logrado en estos dos años en que había confianza y créditos hipotecarios. Quien pensaba en comprar con efectivo hoy espera y quien soñaba con un crédito hipotecario está hoy decepcionado y con temor al dolar y la suba de la inflación.
A consecuencia de las altas tasas cayeron los créditos hipotecarios, entre junio y julio, los que indexan por UVA, bajaron 43%.
Es muy probable que los dueños, inmobiliarias y constructores que decidan no bajar los precios frente a este escenario, serán los que no vendan. Quienes bajen el precio, seguramente tendrán más posibilidades de vender.

En relación al aumento acumulado del 15,5% para el sector de la construcción y la expectativa (de noviembre 2018) que supere el 46%  hace que sea uno de los gremios más afectados de una paritaria mezquina y seguramente deberán sentarse para arreglar la diferencia.

El anuncio de recorte del presupuesto de obra pública para este año para proyectos que se iban a realizar no cayó muy bien en la UOCRA, que advirtió que hay 40.000 puestos de trabajo en riesgo por el achicamiento de la obra pública y la caída de la actividad.
Todavía no se puede calcular la cantidad de puestos laborales que se perderán en el sector de la construcción por el recorte en la obra pública, en fin como dice la canción tropecé de nuevo “Con la misma piedra”.